viernes, 4 de noviembre de 2016

Calaveras de amor






En Brooklyn me compré un llavero de calaveras, un recordatorio de todas las batallas, las que ganè y a las que logrè sobrivivir.
Cuando caminaba por la calle, esos días en que se me hacía dificil sostener el corazón en un solo pedazo, las hacía correr por mis dedos. Como si fuera hoy, las reuno, las aprieto en mi puño. Sabían como trasmitirme eso que les encomendè que fueran, eran mis aliadas, aún lo son. 
Calaveras; Mis victorias de amor. Amor por mì y por la vida,  por lo que permanece, por lo que no muere; por lo que está más alla de la carne y las tripas. 
Ellas son testigos de aquello que murió, para que, al fin, lo inmortal se libere.

jueves, 15 de septiembre de 2016



Estas poesias rápidas son fruto del acoso de la señorita Gisela Mancuso que, irrumpiendo en mi cotidianidad, me mandaba breves consignas de escritura por whatapp para que me pusiera a escribir.
Éstas construcciones nacen en un café la primera, y la otra en el break del trabajo. Ambas tienen como disparador un grupo de palabras aleatorias proporcionadas por la señorita Gisela, escritora y coordinadora de grupos literarios, ya mencionada al comienzo del primer párrafo.

#Primera

Tal vez todo es resultado de una ilusión macabra.

Esas espigas que estratégicamente nos hicieron asociar a la prosperidad, tal vez, no sean mas que veneno.

¿Cómo debilitar a un grupo de guerreros si no es emponzoñándolos un poco cada día?, Debilitando su jara.


Veo Frondosos campos llenos de violetas.

La lavanda libre, elegante, entera, inunda todo la vista y el olfato.

Siento que me elevo.

Oro alquímico.

Hierro acendrado.

Todo es posible.

Podemos restaurarnos.

Un espíritu inmarcesible brinda un tiempo eterno.

Pero en este sueño pesado el trigo nos adormece cada día un poco más.



#Segunda

Un puente de madera fresca, antiguas tablas que suenan bajo mis pies.
Doy un paso y parecen crujir. Dos, y otro y otro y ¿crujen? Yo sé que se desperezan: bien reciben sin disimular el entusiasmo, la espera contenida.
Mi transitar es, a la vez, epifanía y realidad, es un sueño y está vivo. Lo salpican aguas de abajo y de arriba.
Arrebol sagrado consagra sus tablas en cada amanecer y en cada ocaso. Las llena de calor, las vigoriza.
Tablas ungidas, tablas divinas.
Me conducen más allá de estos campos cansados de verme girar.
Me conducen por sobre estas aguas mientras suenan bajo mis pies. Me contienen, me saben, me sienten. Están y me cuentan: “las lagunas muchas veces deben atravesarse por encima”.
Como esa luciérnaga
que desde lo alto pasa y, sin saberlo, lo confirma.
Mi nombre es Florencia, me pusieron así por la abuela de mi papá. Más tarde, cuando lo concienticé,  entendí por qué me molestaba ese nombre. Después de entender, lo fui haciendo propio y sigo hasta el presente. 

Mi segundo nombre es Michelle, supongo que me lo pusieron por la  canción de Los Beatles, ya no me acuerdo; una esotericwoman me dijo que así me había llamado en otra vida; por eso, tal vez, también me molestaba, pero de manera distinta. Hola. Me fui. 

Decía que me llamo Florencia Michelle. Tengo 28 años, aunque a veces me siento de 19, 15 o 34. 

Antes de que saquen conclusiones: sí, supongo que me escapo del presente, como el 90 por ciento de los mortales. También estoy trabajando eso. Cuando escucho AdeleBillie Holiday o alguna de ellas me acuerdo que soy fuerte.  

Como una vez me dijo mi gemela mexicana, “soy difícil de amar. Creo pertenecer a esa legión de  mujeres fuertes, muy fuertes, que intimidan mucho más de lo que pueden darse cuenta. Es que muchas veces nos  sentimos tan frágiles; por dentro somos puro sentimiento, pura necesidad de amar apasionadamente. 

Estoy en proceso de entender que a la primera que debo amar así, tan apasionadamente, es a mí, lugar común de los libros de autoayuda, pero no por eso menos certero. Mujer, conocete a ti misma”. Ahora me estoy amando, mientras desaprendo el abandono, el maltrato, la ausencia y la adicción al dolor. Creo que tratarme bien y escucharme es una forma de conocerme. 

Hola. Soy Flor. Soy una persona selectivamente memoriosa. He borrado  de mi mente grandes períodos de mi vida mientras que otras escenas se repiten de manera histérica y copiosa. Ahora mucho menos. 

A veces, cuando logro quedarme en silencio y sentir mi cuerpo, se me vienen recuerdos aparentemente aleatorios y arbitrarios, sin ningún sentido obvio ni evidente; otras irrupciones recordatorias son menos intrigantes y suelen responder a manual de psicología básica. 

Soy una maquina de almacenar y me cuesta desagotar. Supongo que tengo miedo a que si tiro archivos después no pueda recordar cómo protegerme.  

Me suele gustar dar consejos cuando no me los piden. Me encanta cocinar humita sin carne y las tardes de invierno con mucho sol. 

Prefiero caracterizarme cuando en realidad tengo que relatarme, la secuencia temporal no es algo con lo que empatizo demasiado. Entonces, me recreo todos los días en una descripción que muta más rápido de lo que puedo darme cuenta, una transformación de la que ya perdí el registro mental pero siento el pulso. 

Mi historia es la de salir de un pantano para poder crear, decir, contar y, a veces, decir en voz muy alta. Creo haber estado en ese pantano desde que nací y cada vez voy ascendiendo un poco más. Hoy recién empiezo a  sentir la superficie. No sé cómo ni por qué llegué a ese pantano, cómo es que ya había nacido tan asfixiada y amordazada, pero hoy recuperé mi derecho a existir y estoy en pleno ejercicio. Digo pleno porque, aunque incipiente, es sincero y amoroso. 

jueves, 5 de junio de 2014

extractos de sangre.


Del "Poema para una amiga muy bella" (uno de mis más queridos hallazgos)de Eladio Cabañero.

Bella te digo porque así se llaman
esas mujeres que han nacido
para la vida siempre: dulce y ácida.
Tú eres la colorada piel, la fruta,
la pierna, el pecho soberano que alzas,
pequeña porque así son los naranjos,
blanca y morena, 0 sea, cálida.

(...)
Si la verdad llegara a verse un día,
si nuestra fe se confirmara...,
pero no, amiga mía misteriosa,
que las palabras siempre engañan.
Que las palabras no sonríen nunca,
que eres tú la que ríes, dices, andas,
pones luego los ojos apartados,
muy expresivamente callas.

En estos tiempos sabe todo el mundo
guardar la ropa cuando está mojada,
hurtarse, dar olvido, fingir burla
del sentimiento porque es lágrima.
Por eso siempre estamos tan contentos,
tan campantes, tan fuertes -¡tiene gracia!-;
por dentro va la procesión, lo dicen
los gestos bruscos, las miradas.

Cuerpo de uva garnacha,
hembra de vino fuerte y alegría,
bella mujer de amor y madrugada.
Haces, querida amiga, maravillas
para evitar heridas, para
que no te vea tan hermosa, ¿sabes?
tan femeninamente en cuerpo y alma.

Y así está el pueblo de suspiros, sueños,
besos dados al rostro de la nada,
así estoy yo y así los que no quieren
confesarse que te aman.
Da miedo ver tan cerca la hermosura
cuando está viva y quema duele tanta
pasión, que así se llama, contenida
a penas duras, tiempo y trampas.

(...)
Si se leyeran las cenizas luego,
que dicen, arden más que muchas brasas,
si alguien pusiera en claro nuestras vidas
fondo común de la desgracia.
Pero la muerte mete tanta prisa,
somos tan poca cosa, tan lejana
queda nuestra ciudad, sin nombre apenas
nosotros y los nuestros, nuestra casa...

(...)
Eres muy lista, mi pequeña,
eres la niña cariñosa y mala
que descubre de pronto a los mayores
todo lo que les pasa.
(...)

Los secretos no sé por qué se guardan;
y este secreto no interesa a nadie,
la vida es sólo cotidiana.
Pero yo escribo para ti estos versos
aunque no tengan importancia.
Mi bella amiga, ¡muchas gracias!


 

viernes, 23 de mayo de 2014

Olvida la vida


Buscando una frase encontré otra. Asi es como pasa, no?
Obvio.
Olvida que estás vivo y tenés que llegar a algún lado, que estás transcurriendo por una recta que empieza en el punto A y termina en el B.
Olvida también la sucesión de puntos infinitos que la componen.
Olvida que estás dentro de una vida,
Olvida que estás atrapado en un alma,
Olvida que perteneces a una familia, sus nombres, olvídalos todos.
Olvídalos; olvida tu apellido, tu altura, tu día y año de nacimiento,
Olvida que tenes propósito,
Olvida que tenes sangre, órganos y cuerpo.
Olvida.
Olvida las obligaciones, los deber ser y lo que dijo tu abuelo, tu mamá o tu papá esa noche o esa tarde.
Olvida que estás y que Eres.
Olvida este mundo.
Olvida todo lo que conoces. Todo.
Ahora, recuerda.











imagen extraida del blog:
http://viajandoporahi.com/paso-o-razones-por-las-que-me-enamore-de-barcelona